En mi anterior post os comentaba que somos lo que comemos y debería ser sencillo, pero no siempre es así, ya que cada persona tiene sus características en cuanto a apetito y saciedad y a veces la regulación de la sensación de hambre nos crea evidentes problemas.
La conducta de comer es el prototipo de un proceso motivacional. Se entiende por proceso motivacional aquello que pone en marcha nuestra conducta, que nos activa a fin de que busquemos y consigamos lo que nuestro organismo necesita. Incluye multitud de factores tanto biológicos como psíquicos, y su función es mantener el equilibrio,la homeostasis del organismo.
Para empezar es nuestro cuerpo deben producirse las SEÑALES DEL APETITO.
- Disminución en la concentración de glucosa en sangre
- Disminución de la temperatura en el cuerpo
- Disminución en la tensión de las paredes del estómago
Además encontramos factores influyentes como los procesos emocionales y afectivos, los ritmos de actividad y horarios de comida establecidos y las propiedades sensoriales de la comida como el gusto, el sabor y el olor, entre otras.
Pero lo que podemos denominar regulación hambre-saciedad es posible no sólo gracias a las señales periféricas sino también a la intervención del centro de la saciedad y del centro del apetito, ambos situados en un nivel superior, en el hipotálamo.
Estos centros pueden lesionarse y pueden dar lugar a una pérdida del apetito o a una gran necesidad de comer.
Normalmente, cada individuo presenta unas características en cuanto a su nivel de hambre y saciedad que mantiene a lo largo del tiempo.
Sin embargo cuando se alteran las condiciones cotidianas (cambio de horarios, trabajo, sueño), resultan alterados los hábitos de ingesta. En la mayoría de las ocasiones recuperamos la homeostasis pero existen ocasiones en las que no.
En estos casos, el comer se convierte en un verdadero problema y puede hablarse de trastornos del comportamiento alimentario.
OBESIDAD
Se puede definir como un exceso de grasa corporal cuantificada de acuerdo a reglas simples y tablas estandarizadas. Se deben tener en cuenta malos hábitos pero también genética y biología.
Se distingue entre obesos con mayor cantidad de células adiposas de tamaño normal (obesidad pre-adulto) y obesos con la misma cantidad pero más grandes (obesidad en el adulto).
¿QUÉ PODEMOS HACER?
→ Tratamiento médico.
→ Comer despacio, comer sólo un tipo de comida a la vez, servir la comida en la cocina, platos y cubiertos pequeños, trozos pequeños, no comer con prisa, evitar preparados y procesados, no cocinar ni comprar con hambre, hacer lista, comer algo antes de salir y evitar alcohol.
ANOREXIA Y BULIMIA
Son los trastornos más graves y conocidos ya que han aumentado de manera alarmante. En general afectan más a mujeres jóvenes que viven en sociedades desarrolladas donde hay abundancia y es especialmente importante lucir un cuerpo delgado.
En la ANOREXIA el síntoma es una reducción de peso hasta alcanzar un peso muy inferior al razonable. Alternan ayunos o una reducción extrema de la comida junto con ingestas normales o episodios de sobrealimentación y luego utilizan el vómito, laxantes y diuréticos. Sienten miedo a engordar y minimizan la importancia de perder peso junto con una grave alteración de la autoimagen.
la BULIMIA se caracteriza por episodios de gran voracidad alimenticia en los que predominan alimentos hipercalóricos. Quienes lo padecen se sienten incapaces de controlarlo y lo viven con un nivel de ansiedad y culpa elevadísimo, de manera que para compensarlo recurren al vómito, laxantes o diuréticos.
Las causas incluyen elementos somáticos, psicológicos, familiares y socioculturales.
El abordaje es complicado pero la recuperación es posible a través de profesionales.
Vale, sólo hemos hablado de trastornos alimentarios, pero como sabemos la alimentación es un factor causal o predisponente en muchas enfermedades, como por ejemplo, el cáncer.
¿Podemos matar de hambre al cáncer?
El doctor William W. Li es un experto internacional en la lucha entre salud y enfermedad en base a la dieta, estilo de vida y tratamientos que mantienen un equilibrio de los vasos sanguíneos en el cuerpo.
Como presidente y fundador de la fundación de la angiogénesis trata de concienciarnos de una revolucionaria forma de mejorar nuestra salud emergente de la investigación médica de vanguardia.
En esta conferencia habla de cómo la angiogénesis que es el proceso que usa nuestro cuerpo para desarrollar vasos sanguíneos puede en exceso o en defecto predisponernos a padecer ciertas enfermedades.
Y es que, el cuerpo humano está repleto de vasos en lo que equivale en un ser humano típico a 96000 km.
Los más pequeños e importantes son los capilares (19 millones) que tienen la capacidad de adaptarse a cualquier entorno en el que crecen.
En el hígado forman canales para desintoxicar la sangre, en el pulmón recubren sacos de aire para el intercambio de gases, en los músculos se arremolinan para que puedan contraerse y en los nervios avanzan como canales de alta tensión manteniendo vivos a los nervios.
Por lo general siendo adultos el número de vasos sanguíneos no crece salvo en circunstancias particulares.
En las mujeres mensualmente construyen el revestimiento del útero, durante el embarazo forman la placenta que conecta madre-feto y después de una lesión tienen que crecer bajo la cáscara para poder curar la herida.
De modo que el cuerpo puede regular la cantidad de vasos sanguíneos presentes en cada momento y lo hace gracias a estimuladores e inhibidores de la angiogénesis que dan lugar a factores angiogénicos. Éstos actúan como fertilizantes naturales y estimulan el crecimiento de nuevos vasos y cuando no son necesarios el cuerpo los poda hasta la línea de base mediante inhibidores naturales.
Lo que no sabemos es que en varias enfermedades el cuerpo no puede podar los vasos excedentes en el momento y lugar adecuados, y en estas situaciones la angiogénesis se desequilibra y el resultado es una miriada de enfermedades.
ANGIOGÉNESIS EXCESIVA: Cáncer,ceguera, psoriasis, artritis, endometriosis, alzheimer, obesidad, esclerosis múltiple o malaria cerebral.
ANGIOGÉNESIS INSUFICIENTE: Enfermedad cardíaca, infarto, neuropatías y/o caída de pelo.
No obstante la angiogénesis es distintiva del cáncer. En los tumores cerebrales se ven cientos de capilares que alimentan a las células tumorales, pero no empieza aquí.
Empieza como nidos microscópicos de células que pueden crecer sólo como la punta de un bolígrafo si la angiogénesis funciona correctamente porque evita el suministro de sangre y por tanto no existe peligrosidad.
De hecho si uno realmente bloquea la angiogénesis y evita que los vasos sanguíneos lleguen a las células cancerígenas, los tumores no pueden crecer. Pero una vez crece la angiogénesis, el cáncer crece exponencialmente, las células del cáncer mutan y adquieren la capacidad de liberar factores angiogénicos que son abonos naturales que aumentan la cantidad de vasos sanguíneos y permiten salir a las células cancerígenas como metástasis.
Por desgracia es cuando mayores diagnósticos se realizan, cuando la angiogénesis está ya activada.
Entonces si la angiogénesis es el punto de inflexión entre un cáncer inofensivo y uno dañino, el cambio principal es un enfoque en el tratamiento basado en la terapia angiogénica, totalmente diferente de la quimioterapia porque sólo acude a los capilares que alimentan las células tumorales y no a todos los demás.
Esta terapia ha sido empleada en diferentes tipos de cáncer y los resultados son visibles.
Volviendo a mirar las causas de cáncer encontró también LA DIETA como influyente en un 30-35% de los cánceres producidos por el entorno y comenzó a preguntarse qué alimentos se podrían incorporar a la dieta que fueran naturalmente antiangiogénicos y que estimularan al sistema inmunológico, por ello
¿Podemos comer para matar de hambre al cáncer?
La respuesta es sí, incluyendo en nuestra dieta alimentos como las frutas como fresas, naranjas, limones, uvas rojas, manzanas, piña, frambuesas; infusiones como ginseng, té verde o lavanda; granos de soja, regaliz, calabaza, atún, perejil, cúrcuma, tomate cocido, aceite de oliva y chocolate negro, entre otros.
¿Cuál es la evidencia en las personas de que el consumo de ciertos alimentos puede reducir la angiogénesis en el cáncer?
El mejor ejemplo que nos muestra es el caso de un estudio en el que 79.000 hombres fueron seguidos durante 20 años y se encontró que los hombres que consumieron tomates cocidos 2 o 3 veces a la semana redujeron en un 50% la angiogénesis.
Sabemos que son fuente de licopeno (antiangiogénicos), pero aquellos que sí padecieron cáncer de próstata fueron los que comieron mayor cantidad de salsa de tomate.
Así que este estudio es un buen ejemplo de cómo las sustancias antiangiogénicas presentes en los alimentos e ingeridas a niveles prácticos pueden tener un impacto sobre el cáncer y en ocasiones en países menos desarrollados en los que no se pueden permitir el tratamiento hospitalario pos su coste puede ser la única terapia que tengamos para luchar contra ello.
Tenemos el poder para hacer las cosas que los médicos no puedan hacer por nosotros que consiste en utilizar el conocimiento y tomar medidas. Es el valor de lo que comemos, es nuestra quimioterapia tres veces al día.
¡Espero que os sirva de gran ayuda!
Un abrazo.
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