Veréis, a diario me encuentro con personas que acuden a mi
consulta con testimonios en los que explican de manera incrédula el motivo
desencadenante de su dolor actual.
"No sé en qué postura he dormido, pero me he
levantado y de repente no podía girar el cuello."
- "Me he ido a agachar a por una cosa y luego no
podía moverme ni incorporarme."
Estos testimonios para mí no son más que la última gota de un vaso
que acaba de desbordar.
Cuando nacemos en nuestro vaso encontramos nuestra genética con cierta
predisposición a padecer de unas cosas u otras y según crecemos nuestros
hábitos de vida van a determinar en
mejor o peor medida que el vaso se vaya llenando hasta que ante cualquier gesto
el cuerpo no está preparado y el vaso rebosa en forma de alguno de estos
problemas.
PRIMER CASO
Hombre de 50 años que no sé para
vosotros pero para mí es todavía una edad en la que no tendría por qué existir
ningún dolor y su dolencia generalizaba la espalda al completo y además
describía cierta rigidez matinal. Había trabajado durante 25 años como
escayolista, llevaba meses en el paro y nunca había sido tratado por un
fisioterapeuta.
Su dolor era explicable debido a su trabajo, pero además no
para mi sorpresa su vida se había convertido durante años en levantarse,
trabajar, comer, trabajar y sofá; y al día siguiente otra vez. Me contó que no
tenía tiempo para hacer nada más y que a raíz de quedarse en paro no podía
parar del dolor.
Cuando yo le pedí a este caballero que moviera el cuello era
incapaz, os lo digo, incapaz de moverlo hacia ningún lado y yo lo miraba y me
preguntaba ¿cómo podemos llegar hasta este punto? ¿Qué le había pasado?
Pues bien, además de ser un trabajo bastante duro, sometido
a condiciones adversas, movimientos repetitivos, cargas y poca higiene postural, sus hábitos de vida dejaban bastante que desear y no tenía ninguna vía de escape ni física ni mental. Lo mejor dentro de lo que
podía hacer era tomarse una cerveza de vez en cuando.
Es muy frecuente que mientras estemos ocupados no sintamos dolor. Pero cuántos de vosotros llega el fin de semana y no tenéis fuerzas para nada?
Os diré que es necesario
amigos, necesario esto para darle al cuerpo y a la mente otra ocupación
diferente o algo que lo libere de su carga diaria.
SEGUNDO CASO
Otro caso fue el de otro caballero que llamó a la clínica
solicitando urgentemente una sesión.
- "Uy, menos mal, es urgente. Nunca me había pasado
esto, estoy fatal no puedo ni mover los brazos, ¡no los siento! Se me duermen."
-
Tranquilo, no se preocupe venga que lo miramos.
Varón de aproximadamente 48 años, comisario de policía, alto
y de complexión más bien pícnica. Activo e incluso de personalidad nerviosa.
Tenía mucho trabajo y además viajaba a menudo, pero había algo bueno. Tenía un
hobby, aunque se le había ido de las manos.
Se había pasado el fin de semana haciendo enduro. Para los
que no lo sepáis el enduro es una modalidad del motociclismo que se practica en
campo abierto y también cubierto. Se trata de una carrera tipo rally, en la
cual se realizan recorridos por rutas (o etapas) establecidas por la
organización en tiempos establecidos.
Las pruebas requieren de habilidad, destreza y velocidad
sobre la moto. No sólo eso sino que además la pista tenía nieve y hielo, así
que la tensión añadida para evitar cualquier incidente le había causado como
consecuencia ese dolor.
¿Creéis que este hombre habría pensado en calentar antes o
estirar después? Lo que pasó fue que entre la cantidad de trabajo y de viajes, su personalidad nerviosa y las situaciones adversas añadidas gracias a su dolor se dio cuenta de que
necesitaba un remedio, por desgracia a veces tiene que ser así.
En tus manos está cómo vivir.
Yo pongo un ejemplo muy claro en mi día a día que es que
todos decidimos cómo queremos viajar. Si decido ir por autovía porque es más rápida
y tiene menos tráfico muchas veces tengo que pagar un peaje, que en la vida
pueden ser problemas como los de estos dos casos reales entre otros. Si no me
importa cuándo llegue viajando por otra carretera aunque sea más despacio y
disfrutando del paisaje no tendría por qué pagar.
Os pondré otro que también utilizo de Jonathan Haidt, un profesor de psicología de la Universidad de Virginia, que lo explica de una forma muy visual en un libro imprescindible titulado “The Happiness Hypothesis: Finding Modern Truth in Ancient Wisdom“
Es la historia del Jinete y el Elefante
En nuestro cerebro conviven dos sistemas independientes que
funcionan simultáneamente y que se relacionan y se influyen entre sí.
Por un lado está el elefante, nuestra parte emocional e
instintiva (subconsciente), que es la que se mueve por emociones y siente el
dolor y el placer, grande, fuerte e impulsivo y por otro lado el jinete o
nuestra parte racional reflexiva (consciente), que es la que piensa y analiza
la realidad mirando hacia el futuro, astuto pero pequeño y débil en
comparación.
Debido a su inteligencia el Jinete sabe cómo situarse a
lomos del Elefante para dirigirlo, sujeta las riendas y parece llevar la voz
cantante pero, dada su diferencia de tamaño, su control no deja de ser
precario, débil e inestable, y cada vez que el enorme Elefante se rebele contra
el Jinete, y quiera tomar otra dirección, el Jinete perderá.
Cuando asaltas la nevera y te pones a comer dulces aun sabiendo
que no te vienen bien...
Cuando abandonas algo porque todo ello te supone mucho esfuerzo…
Y es que nuestro elefante, nuestra gigantesca parte
emocional, tiene una debilidad muy clara: es perezoso y caprichoso, y
normalmente prefiere la gratificación inmediata (descansar, comer dulce, darse
al vicio) a esperar para obtener resultados a largo plazo (ser productivo,
estar más sano),por eso cuando nuestros esfuerzos de cambio fracasan suele ser
por culpa del Elefante, porque muchos de los cambios que queremos implantar
suelen implicar sacrificios a corto plazo, para así poder obtener
compensaciones a largo plazo.
Solemos fracasar porque el Jinete no puede mantener al elefante
en el camino que le conducirá a su objetivo.
Cuando nos movemos en pos de una meta, de un cambio, cada uno aporta lo que tiene y entonces sucede lo siguiente:
Sin embargo, es muy fácil que Jinete y elefante no coincidan
en la senda a seguir.
El Jinete puede continuar su camino temporalmente sujetando
las riendas con fuerza para someter al elefante, es lo que hacemos cada vez que
usamos nuestra fuerza de voluntad o auto control pero no puede ganar la
batalla indefinidamente a un animal tan enorme y fuerte, porque acabará
exhausto, ya que el autocontrol es un recurso limitado que se agota, y esto es
precisamente lo que sucede cuando no sabemos mantener motivado a nuestro elefante
en la búsqueda de nuestro objetivo.
¿Tenemos lo que hay que tener?
Todos los días realizamos tareas automáticas que escapan a
nuestro control consciente, como lo son muchos de los hábitos que hemos
adquirido, y que llevamos a cabo como zombies sin tener que pensar en lo que
estamos haciendo.
De hecho la mayoría de nuestros comportamientos son
automáticos, y esto es así porque nuestra capacidad de control o supervisión
consciente de nuestra conducta es muy limitada, y es el subconsciente el
encargado de llevar a cabo todos esos automatismos necesarios para nuestra supervivencia.
Es cuando queremos cambiar las cosas cuando intentamos influir
en estos comportamientos automáticos de manera consciente, y cuanto mayor sea
el cambio que pretendemos llevar a cabo, mayor será el esfuerzo necesario y más
agotador resultará el proceso, ya que acabaremos rápidamente con nuestra
capacidad de autocontrol.
Muchos creen que el cambio resulta difícil porque piensan
que la gente es perezosa o se resiste a cambiar, pero en realidad no se trata
de eso: el cambio resulta difícil porque la gente se agota.
Se agota nuestra limitada capacidad de autocontrol, y se
agotan nuestros ‘músculos mentales’, esos que necesitamos para pensar con
claridad y creativamente, para concentrarnos, para inhibir nuestros impulsos, y
para persistir frente a la frustración o el fracaso.
En muchas ocasiones lo que semeja pereza es en realidad
agotamiento.
Por tanto, a la hora de abordar cualquier tipo de cambio
necesitamos que Jinete y Elefante caminen en la misma dirección, y que se
refuercen en base a sus fortalezas.
Si solamente tenemos dirección puede que el Jinete consiga
arrastrar y guiar al Elefante durante un tiempo, pero el esfuerzo que esto le
supondrá hará que termine por agotarse.
Si solamente tenemos motivación nos moveremos sin sentido y
sin un destino claro, y acabaremos perdiéndonos por mil y un caminos sin llegar
nunca a buen puerto.
Es verdad que un Elefante desmotivado puede arruinar todos
nuestros esfuerzos por cambiar, pero también el Jinete tiene sus propios
problemas por ser egocéntrico, analizarlo todo en exceso y darle mil vueltas a
las cosas.
Si el Jinete no está totalmente seguro del camino a seguir,
puede acabar guiando al elefante en círculos que no lleven a ninguna parte,
asegurando así el fracaso.
Muchas veces lo que parece resistencia, no es más que falta
de claridad.
Si queremos triunfar en nuestros procesos de cambio, debemos
tener las cosas claras y saber en todo momento cual es la dirección correcta
que debemos seguir, porque de lo contrario nos perderemos por el camino, nos
agotaremos y no obtendremos los resultados deseados.
Pero no todo es de de color de rosa, dado que las
debilidades de Jinete y Elefante pueden conseguir que fracasemos, por eso es
importante establecer y seguir un proceso que nos garantice que podamos anular
esas debilidades para alcanzar nuestros objetivos.
Pues bien, ahora que sabemos que el cuerpo nos avisa de que
estamos haciendo algo mal siendo la mayoría de las veces lógica, ¿por qué no
hacerlo antes?
En resumen:
Es un proceso simplificado que no tiene en
cuenta determinados aspectos sobre el cambio, como pueden ser nuestra situación
de poder e influencia, o las injerencias externas. Lo que estas pautas
pretenden es facilitarnos el trabajo creando un marco de referencia lo más
sencillo posible, que nos aclare las cosas y que lo convierta en práctico.
Todos sabemos que muchos cambios son realmente difíciles
porque básicamente no dependen solo de nosotros, sino también de nuestras
circunstancias, capacidades o poder de decisión, y no siempre los demás quieren
lo que nosotros queremos.
Espero que os guste y que como siempre os sirva de gran ayuda
Un abrazo beibes!
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