AMOR E IGUALDAD DE GÉNERO

           

“El amor jamás reclama; da siempre. El amor tolera, jamás se irrita, nunca se venga”. Indira Gandhi.

“He experimentado de todo, y aseguro que nada es mejor que estar en los brazos de alguien que amas”. John Lennon.

“El amor es alegría. No te convenzas de que el sufrimiento es parte de él”. Paulo Coelho.

“Cuando el amor se reprime, el odio ocupa su lugar”. Havelock Ellis

“Amar es encontrar en la felicidad ajena tu propia felicidad”. Gottfried Leibniz

“El amor es la fuerza más humilde, pero la más poderosa de que dispone el mundo”. Gandhi

Para que el amor suceda, primero debemos mirar dentro de nosotros mismos y ver si somos auto dependientes. 

Empecemos por hacernos tres preguntas. ¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Con quién?, en ese orden. Eres tú el que decide primero. 

De alguna manera seguimos siendo quien fuimos a lo largo de nuestra vida, pero vivimos preguntándole y cediendo nuestros ojos a los demás y eso puede hacernos dependientes, porque seguimos teniendo miedos. Ahora el adulto que eres o serás debe hacerse cargo de ese niño que aún sigue en ti y aceptar la realidad tal y como es.

No se nace persona, se nace humano, y en ese momento ocupamos un lugar y se nos deben conceder cinco libertades (las imprescindibles en el proceso): 

- Estar y ser quién somos porque nosotros decidimos y no porque es lo que se espera de nosotros. 

- Sentir lo que sintamos y no lo que otros sentirían en nuestro lugar.

- Pensar lo que pensamos con el derecho a decirlo o callarlo si así nos conviene

- Correr los riesgos que queramos correr con la condición de asumir las consecuencias 

- Buscar lo que necesitamos en lugar de esperar que alguien nos dé permiso para hacerlo.

Esa es la decisión de vivir una vida real, auténtica, de aceptar el riesgo de lo que sea que se aparezca en nuestro camino.

El amor no es sufrimiento ni necesidad, ni el otro tiene que ser como imaginamos o queremos, ni soy tuya ni eres mío, ni tiene que sentir lo mismo, ni tiene que pensar en nosotros tanto como a la inversa, ni controlarnos, ni le tenemos que exigir nada que no quiera hacer, ni tampoco está obligado a hacernos felices.

Ese amor es esclavizante, mezquino, cruel, tóxico y no adulto.

Tu felicidad depende de ti. No atribuyas a nadie la carga o la responsabilidad de hacerte feliz.

El amor concede, empuja, fomenta que el otro tenga espacio y realice su vida, sus sueños, alegrarte por tu pareja. El amor es lograr esa libertad para el otro para que haga lo que realmente desee aunque no sea lo que a ti más te convenga.

No obstante la realidad es que en la sociedad en la que vivimos 1/3 mujeres sufren violencia de género y no conocemos lo suficiente este tipo de amor real y sano.

Seguimos creyendo que lo más difícil de la violencia de género es ser la víctima de golpes, insultos o humillaciones entre otras cosas, pero eso al día siguiente no duele.

Lo que más duele es sobrevivir a ella, porque llega un momento en el que no tienes ningún motivo para vivir, te han aislado, anulado.  Han anulado cada sonrisa, cada sentimiento que hubiera dentro de ti y tú estás tratando de borrar cada eres tonta, cada no vales para nada, cada estás sola, y te lo meten tan adentro que te lo crees.

Sientes que no eres nadie y todas tus preguntas tienen la misma respuesta. La culpa es mía. Porque te crees que se arrepiente, que el amor lo puede todo y perdonas, hasta que lo has perdido todo prácticamente y estás al límite.

Ésta es la historia de Marina, y podría ser la tuya.

El comienzo de la relación fue como en cualquier película romántica, pero se convirtió en su peor pesadilla y aunque por suerte sobrevivió, podría haber sido como otras mujeres que por desgracia nos han dejado o nos dejan a diario.

Ella decidió ponerle punto y final cuando un día, después de varias amenazas, desapareció durante cinco horas y al llegar a casa se encontró a su padre llorando mientras le decía: “No sabes lo que es saber que van a matar a tu hija y no poder hacer nada.”

No lo hubiera conseguido sin terapia, sin ponerle nombre a lo que había vivido, sin su familia, sin ir acompañada a cada lugar, porque allá donde fuera el maltratador estaba presente; hasta que otra mujer ocupó su lugar, porque por desgracia en la sociedad en la que vivimos hoy en día es así. 

Ahora ella es educadora social especializada en violencia de género y a través de talleres en los que la base es la prevención y la detección precoz lucha porque no siga pasando y para que la educación cambie y se adapte a lo que sigue oculto dentro de tantas casas.

¿Cuál es nuestro principal problema? 

La educación.

§  Autoestima

La autoestima de los chicos se construye de una manera totalmente interna. Les educan para que sean fuertes, valientes y protectores, lo que conlleva presión social.

Sin embargo, la de las chicas se construye de una manera completamente externa. Nos educan para estar tranquilas pero aluden a:

Qué guapa, qué bonita o qué bien te portas, lo que genera una  dependencia de lo que los demás piensan de ti y resulta ser una coartada perfecta para que el maltratador justifique todos sus actos.

§  Falta de formación a profesionales o enseñanza de educación social desde la infancia

  Educación en valores, construcción de autoestima, diversidad        sexual y gestión de propios problemas, entre otras.

§  La línea roja

Está en si te pega no te quiere, y cuando existe esa línea significa que llegamos tarde y las secuelas son demasiado graves.

§  Desconocimiento

La violencia de género  es como un cáncer de mama social. Las mujeres con cáncer de mama llevan peluca o pañuelo en la cabeza y los peores días tienden a quedarse en casa. Ninguna mujer pensó que tendría cáncer de mama porque no conocía a ninguna mujer que le hubiera pasado. El problema está en que la sociedad no entiende lo que es la violencia de género porque las mujeres aún están en casa con sus pelucas y no se han pronunciado.  ¿Qué sucede? Que simplemente conocemos la violencia de género cuando nos toca de cerca.

Es el momento de que las que lo han superado y no corren peligro se quiten esa peluca y puedan conseguir que a otras mujeres no les pase.

Nos puede pasar a todas. El rasgo en común de las mujeres que la sufren es que son buenas personas, de lo que los maltratadores se nutren, pero lo peor es que las mujeres se acostumbran a vivir con pesadillas, con miedo, porque crees que te han hecho tanto daño que no vas a poder volver a ser feliz. No estás conectada con el dolor porque formas una barrera, pero también te impide conectar con lo demás.

§  El machismo

Por un lado es cultural, lo ha habido siempre, y si no lo focalizas y ridiculizas no te das cuenta de lo absurdas que son algunas cosas que tenemos totalmente normalizadas.

Por el otro lado nos estereotipa, nos educa diferente a chicos y a chicas y al final no nos conocemos. Muchas ocasiones cuando la mujer conoce a un hombre la extraña que sea sensible, cariñoso, diferente. Es igual que todos, sólo que se ha creído el estereotipo.

Ejemplo de sociedad machista es que el resultado de la participación de 65000 chicos en los talleres de Marina de lugar a que los atributos de una mujer ideal sean: rubia, pecho grande, con curvas, sumisa y fiel; y los atributos elegidos para el hombre: moreno, ojos verdes, abdominales, sonrisa, fuerte, que no sea empalagoso, chulo y que sea celoso.

Entre las causas se encuentran:

o   El concepto sobre el amor romántico que se aprende en muchas ocasiones de las películas en las que aparece el chico malo y donde nosotras creemos que en el fondo es porque lo ha pasado mal y ha tenido que poner una coraza que sólo cuando se enamore de nosotras lograremos romper. No somos psicólog@s. Nunca pensamos que somos así, no cabe esa opción en nuestra cabeza.

o  Música o canciones no sólo de reggaeton sino cantadas por mujeres en las que las letras suelen ser del tipo de “prefiero morir a tu lado que una vida sin ti”, “toda entera tuya sin que mi vida corra peligro” o “por ser tu mujer lo daría todo”. Ese amor que todo lo puede, en el que pase lo que pase nos hace que deseemos y que idealicemos algo que en realidad no se parece en nada al amor.

o  Frases como “el amor vale la pena”, “morir de amor”, pase lo que pase el amor todo lo puede”, “quien bien te quiere te hará llorar”. La construcción del amor ligado al sufrimiento, cuando es mentira. El amor no es sufrir porque crea la coartada perfecta para que perdones.

o  La educación masculina y el papel de macho alfa porque a ellos desde niños se les exige ser príncipes, salvar, ser invencibles, no llorar, y ese es un peso horrible. Si necesitan llorar son débiles y si sienten amor pero no es correspondido y sufren tienen que escuchar frases como: nenaza. No les enseñan a conectar con sus emociones, les educan para que tengan muchas cosas en común y se apoyen entre ellos, de manera que los maltratadores se camuflan.

o  Pornografía desde los diez años, donde la mujer aprende cuál es su papel de sumisión y de que todo vale y el hombre el de dominancia. Genera presión e incluso disfunción por falta de confianza o porque aún no están preparados para enfrentarse a ello.

¿Qué podemos hacer?

           Entrenar la mentalidad crítica y saber el precio que se puede pagar al creernos este tipo de concepto, además de construir un concepto sano del amor real.

         Aprender cuáles son las señales de detección precoz para que podamos salir sin consecuencias.

Violencia psicológica (miradas, chantaje, manipulación, gritos, llanto, control absoluto). Es un tipo de relación en la que tienes que ir con puntillas para que no se enfade y al final te aleja de todo lo que quieres. Si con este tipo de violencia consigue lo que quiere no tiene por qué producirse la violencia física. Si no lo consigue entonces es cuando es impredecible.

Violencia sexual

Violencia física

           ¡Detectar primero si hay violencia psicológica! Y tener cuidado de las separaciones o los divorcios. La mujer puede no haber detectado la violencia psicológica y al querer separarse se produce la física.

           Contar con la ayuda de profesionales, amigos y familiares. La mayoría de las ocasiones los más cercanos ya lo saben en los comienzos, pero es muy difícil para la mujer reconocerlo cuando se siente culpable de todo. Los profesionales nos ayudarán a desvincular a la mujer de esa relación, para que vea que el que no quiere que sea feliz es el maltratador y no la familia.

La familia y el entorno cercano deben ser comunicativos, comprensivos y de confianza, para que siempre pueda acudir a nosotros a contarnos cualquier mínima cosa que quiera contar porque no se va a atrever a contar tal cual lo que sucede, pero debemos intentar no decir cosas como yo no te educado para esto porque ella no necesita sentirse más culpable. Sólo necesita reír.

Los padres no pueden parar sólo preparar. No pienses que a ti       no te puede pasar.

           Las señales de alerta para la familia pueden ser una vestimenta diferente, sus amigas ya no son el centro, cambia sus aficiones, justifica todo, empeoran las conversaciones profundas. Continuamente están con el móvil si él no está y al revés si está. Rompen y vuelven. Discute, llora.

           Es importante que sepamos que a las mujeres nos ha tocado construirnos para enfrentarnos a la sociedad y al hombre para conectar con sus emociones.  Los hombres también tienen que conectar con lo que son y no ser lo que espera de ellos la sociedad.

 

Es verdad que ahora existe una nueva masculinidad al ser padres debido a que no quieren ser los padres que ellos han tenido.

           Que los hombres se desprendan del estereotipo y se muestren tal cual con sus fortalezas y sus debilidades, para que no tengan que pagar el precio tan elevado que supone el machismo enmarcando en ocasiones a todo el género masculino y para que podamos todos reconocer al maltratador precozmente, porque no se parecería en nada a los que consideramos hombres de verdad, los que sí nos cuidan y que hacen referencia a un amor real.

          Lo más importante es educarnos a ambos géneros en ser buenas personas y que siempre decidamos ser felices y solucionar nuestros problemas y nuestros miedos.

                                   

Os invito a ver la conferencia de Marina sobre su experiencia y uno de los vídeos de Jorge Bucay sobre el amor.

Espero que os guste! 
Un abrazo!